Entre las características atribuidas al corrido resalta su aspecto trágico. Sin embargo,el corrido suriano pertenece más bien al ámbito de la vida cotidiana y del tiempo libre. En efecto, dentro de un corpus de ochocientos corridos sólo el 10% pertenece al género épico-trágico, político o revolucionario; el 90% restante son corridos de amor (la gran mayoría) y desamor, algunos son cómicos y lúdicos (burlescos o albureros) y conforman el discurso social común de la comunidad. Éste refleja sus normas y valores, por lo que la trova desempeñaba un papel fundamental para la reproducción de la cultura local, sobre todo de la sociabilidad cotidiana y de las relaciones de género como veremos más adelante.En cuanto a su forma, el corrido suriano es polirrítmico y polimétrico. Cada corrido tiene su forma y su música propia y no se ajusta a las características señaladas por Vicente Mendoza (cuartetas octosilábicas), ni a las seis “fórmulas primarias”propuestas por Armando Duvalier.
En efecto, tanto la llamada inicial como la despedida del corridista constituyen frecuentemente piezas aparte –el saludo y la despedida – que conforman un género especial dentro del repertorio de los corridistas. Así mismo, son raras las ocasiones en que se menciona una fecha, salvo en algunos corridos históricos que apelan directamente a la memoria histórica de la comunidad para señalar que un hecho determinado remite a otro hecho pasado.
Sirva como ejemplo La Bola del Sitio de Tlaltizapán, donde el degüello perpetrado por los federales durante la revolución zapatista remite a un episodio similar protagonizado por Hernán Cortés en Tenochtitlán. Por otra parte, los corridos-panegíricos(es decir, los que ensalzan la vida y obra de ciertos personajes) raras veces refieren la biografía o registran las señas generales del personaje: sólo destacan de modo genérico los servicios prestados a la causa, como veremos más adelante con los corridos fúnebres en honor a Felipe Neri e Ignacio Maya. Otra peculiaridad del corrido suriano es el género corrido-bola específico de la región suriana, al que dedicaremos un apartado propio.
Como ejemplo del género saludo, pieza aparte del repertorio de todo trovador,he aquí un
Saludo al dios Apolo que ilustra bien la especificidad de la trova suriana:debe ser oída y no leída, por ello la métrica es irregular porque sólo sirve para acompañar los cambios musicales y la versificación deja de ser ejercicio literario para volverse ritmo, tal como se estudia más adelante. El saludo sirve para presentarse ante la reunión, es decir ante el grupo de corridistas ahí reunidos, por lo tanto el trovador debe demostrar de entrada, antes de iniciar la ronda de corridos que puede durar horas o días, sus habilidades musicales, por ello los saludos siempre son piezas musicalmente más complejas que los corridos narrativos; el corridista debe igual-mente hacer alarde de sus dotes poéticas, lo que en la región suriana significa algo de cultismo (como en el caso del Saludo a una Joven Científica de Marciano Silva estudiado páginas abajo), y las palabras deben “sonar bonito” antes que “significar”, por lo tanto su connotación es más importante que su denotación:
Por el dios Apolo vengo predispuesto para saludar
a esta concurrencia que halla reunida bien sin novedad,
con todo mi afecto deseo todos gocen de felicidad;
quiero demostrarles, según mis conceptos, mi cordialidad
como debe ser…
Ahora que Dios mismo se quiere dignar
y a mis camaradas visite a la vez,
aunque en pocas frases por mi mal dialecto,
juzgo es mi deber darles como ofrenda floral,
un romance, un poema de ayer,para recordar…
Nobles pajarillos de castas silvestres, selvas del Edén,
vengan placenteros gorjeando risueños por el mes de abril,
gloria a Minerva que es dueña del prado y de aquel gran pensil,
donde los cenzontles y las primaveras forman su redil,
risueños de amor…
Toda la pradera formada está aquí
a donde las musas gozan del placer,
desde el continente cruzando la esfera con rumbo hacia aquí,
un poema indulgente, un bello concierto yo dirijo a ti,
por vía de amistad…
Todo esto me llena de gozo y contento nada más al ver
reunirse en el prado toditas las aves al anochecer,
cantando versitos de amor placentero para distraer
la mente cansada o tal vez perturbada por un sueño atroz
que Morfeo mandó…
Disfrutando de Morfeo aquel don
que en la noche nos envía veloz,
para conducirnos a todos tranquilos de una linda en pos
para prodigarle todo mi cariño y darle un besito
tronado de amor…
Al cielo le pido con todo entusiasmo, lo juro a la vez,
que siempre se digne en darnos persistencia y permanecer,
que siempre reunidos cantemos canciones de amor por doquier,
esto lo pretendo porque así comprendo vivir más feliz,
en el bello Edén…
Disfrutando de aquel suave olor de las dalias que hay en el jardín,
de aquella floresta que exhala un perfume que sólo es de ahí,
por medio del soplo del viento incansable se puede expandir
por todo el confín…
Punto memorable, lugar donde me hallo, me honro al contemplar
la armonía confluente que forma este cuadro de hombres que a la par,
llegan siempre afables al punto citado todos a gustar,
con ambiente amable y muy bien presentados se miran gozar,
todos en unión…
Todo este conjunto que se encuentra hoy,
quiero me dispensen con el corazón,
para saludarlos clarines, jilgueros he venido yo,
al son de esta lira que suena incansable con ambiente amable,
eco arrullador…
Texto por: HÉAU Catherine